Si hay algo que todo alicantino adora es la buena gastronomía y los días soleados. Aunque el clima de Alicante sea considerado como uno de los mejores de todo el país, la vida nocturna de la ciudad es igual de activa, incluso si eres un poco mayor. La discoteca Wilson en Alicante ha protagonizado cientos de historias dignas de recordar en nuestra ciudad. La famosa Wilson de Alicante es por siempre recordada como una de las mejores discotecas para señoras y señores mayores.
Sin embargo, un suceso “inesperado” tuvo lugar en los últimos días en las instalaciones de dicho local. Como todos sabemos, La Marmita es uno de los mejores espacios para deleitar la verdadera gastronomía alicantina. Este acogedor sitio se perfila como un sitio que debes visitar sí o sí, ya sea que vivas en Alicante o que decidas darte una vuelta por la ciudad. La Marmita tiene una comensal muy particular conocida por todos, quien, curiosamente, protagoniza la historia que estamos a punto de contar.
Después de que un camarero de la Wilson nos contase en exclusiva que una señora mayor le hizo de todo, podemos confirmar que resultó ser la tía Conchita. El barrio de San Antón es el hogar de esta señora, quien, como un día cualquiera decidió comer bien y «por cojones» tenía que ser en La Marmita. No obstante, la cosa no acabó ahí.
Discoteca Wilson: un lugar para pasarlo bien y bajar la comida
Un viernes cualquiera, la tía Conchita decidió ir a La Marmita a comer su plato habitual. Como siempre, la comida no decepcionó y, al parecer, la dejó incluso más satisfecha que de costumbre. Fue aquí cuando la aventura de la tía Conchita tomó un rumbo poco esperado. Después de su comida y de unos cuantos chupitos de Herbero, decidió ir a la discoteca Wilson a relajarse un poco… aunque esta vez, se relajó mucho más de lo esperado.
De camino a la mítica discoteca, las cámaras de seguridad de El Corte Inglés pudieron captar lo animada que se encontraba ésta, cuya reacción al escuchar música por la megafonía del centro cuando iba andando por la acera de Federico Soto, fue acceder al Corte Inglés a pegarse unos bailoteos.
Entre tragos y el buen ambiente de la Wilson, es normal perder un poco la noción del tiempo. Aunque la tía Conchita es conocida por detestar a los personajes pesados, parece que todo se olvida con un par de Gin Tonics.
La noche parecía llegar a su punto más álgido cuando Conchita empezó a ponerse más alegre que nunca. El camarero que la atendía -que estaba de toma pan y moja-, notó que la tía estaba empinando el codo más de la cuenta. Al finalizar la noche, la tía Conchita se sorprendió al ver entrar al local a varios boys y strippers masculinos… o al menos eso creía.
El calor del momento provocó que Conchita se llevara a uno de los “boys”, quien en realidad era el camarero, a un cuarto oscuro de La Wilson. Al pobre no le dio tiempo ni de reaccionar mientras esta le arrimaba cebolleta al grito de ¡cabalga gavilán!. A fin de cuentas, ambos dejaron a todos los allí presentes bastante desconcertados. Aunque hasta el día de hoy la tía Conchita no sabe que confundió al camarero con un boy, y por lo visto al camarero no le molestó tanto, pues espera que Conchita vuelva llena de energía a lo que ella cree que era una noche de boys.
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