Pocos días quedan ya para el Lunes de Pascua, y los hornos alicantinos doblan la velocidad de sus máquinas para ofrecer al público alicantino, uno de los postres y dulces más típicos dentro de la gastronomía alicantina.
Y es que estamos hablando de nuestra queridísima Mona de Pascua. Ese dulce tan tradicional, blandito, con azúcar por encima y un huevo hervido dispuesto para ser ‘esclafao’ en la frente de cualquier amigo o familiar despistado.
Sin embargo, en Alicante ocurre un fenómeno que los grandes estudiosos de la materia no han conseguido descifrar después de muchos años intentándolo. Y es la capacidad de multiplicación que tienen las Monas de Pascua en tu despensa.
Cada alicantino hace la firme promesa a la Santa Faz (divina misericordia), de comprar solo un par de monas ese año. Pero este fenómeno de multiplicación se cuela en cada casa alicantina haciendo crecer el número de Monas de Pascua.
Las malas lenguas dicen que ese poder crece en el entorno de cada familia. Tía Pepita lo llaman algunos, amigos de la hoguera lo llaman otros, hasta conocidos se atreven a denominarlo.
Sea como fuere, en la mayoría de las casas alicantinas, este dulce comienza a aparecer en Semana Santa y se convierte en protagonista de meriendas, desayunos y reuniones en El Postiguet, la Serra Grossa o el Maigmó.
Aunque, lo verdaderamente importante, es la capacidad de unión que consigue convocar. Cuando alguien te dice ‘vamos a la playa de San Juan, que aún tengo mona de pascua’ cancelas todos tus planes y acudes.
¿Estaremos ante el nuevo llamador de amigos?
Quizá.
Sin embargo, no todos los dulces tienen el mismo poder de atracción.
Está claro que la de tu tía será la número uno. Pero si no tienes una tía que sepa realizar este dulce tan goloso, debes encargarlo en unos de los lugares más emblemáticos de la ciudad, como el Horno Rafelet o La Murciana.
¿Qué hacer si este fenómeno de multiplicación de las Monas de Pascua te contagia?
Lo primero es que no cunda el pánico, las hogueras están a la vuelta de la esquina y la coca amb tonyina y les bacores serán el mejor repelente para este fenómeno.
Y aunque luego tendrás que enfrentarte al anís de las cocas, eso ya será otro asunto. Ahora estamos con las Monas de Pascua.
Antes de tomar ninguna decisión, cuéntalas.
Plan de actuación en función de las monas que te sobren
- Si son 10 monas no hay problema. 4 para los días de rigor (desayuno y merienda) y las otras 6 para compartir con amigos cercanos.
- Si tienes 15 monas soborna a tus amigos con una buena ensaladilla rusa (usando los huevos de las monas) y de postre saca los pedazo de mona que te hayan sobrado. Nunca falla.
- Pero, si la cifra pasa de 15, organiza una fiesta en tu casa. Y cuando tus amigos comiencen a tambalearse, mételes una mona en la boca y mándalos para sus respectivas casas, te prometo que cuando hayan llegado ni se acordarán de que estuvieron en una fiesta.
Así que, tranquil@. Este año disfruta de la Semana Santa, come mona y no te preocupes por su poder de multiplicación. Con estos sabios (y experimentados) consejos los gremlins de tu despensa siempre serán de los buenos.
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